Lucir una piel saludable del color de la miel, sin exponerse demasiado al sol, es posible. El secreto está en la alimentación. Medisans te cuenta cómo comer para que este verano sublimes tu piel.

¿Y si te dijéramos que no tienes que pasar el día entero bajo el sol para conseguir ese favorecedor color tostado con el que todos soñamos? Si incorporas en tu dieta ciertos alimentos, tan sólo bastarán unos rayos de sol para activar el bronceado. Lo mejor es que, además, evitarás las alergias solares y reducirás las manchas de piel, las arrugas y la flacidez.

Vitamina A

Busca los betacarotenos, que facilitan la producción de melanina y reducen las manchas y efectos negativos del sol. Los encontrarás en los tomates, las zanahorias y los albaricoques, los pimientos rojos.

Vitaminas B y E

Evitarán la deshidratación, la descamación y hacen perdurar el bronceado. Búscalas en el pan, el aceite de oliva, el pescado y las legumbres.

Vitamina C

Los kiwis, las fresas, las espinacas, los arándanos. Los mejores aliados antioxidantes.

En este sentido, la Dra. Marta Serna, nos aconseja:

“Es muy importante, a la hora de lograr el bronceado uniforme, hacer peelings periódicos durante todo el año y estar muy hidratados. Tomar el sol es saludable y necesario siempre que se haga de forma gradual y a las horas recomendadas. En Medicina Estética, siempre digo que el mejor tratamiento es una buena prevención. Un buen lema para aplicar, también, a la exposición solar. Si somos responsables hoy, evitaremos disgustos de salud mañana, que es lo más importante y, además, ahorraremos mucho en tratamientos cuando las arrugas, la flacidez o las manchas empiecen a aparecer. Por eso, la alimentación tiene que convertirse en nuestra aliada para lograr un bonito bronceado, con poco tiempo de exposición. Aplicar el fotoprotector una hora antes de tomar el sol y renovarlo con frecuencia es vital para nuestra salud y no reducirá el tono dorado que buscamos”